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El perro y el gato

La Señora Política tenía
un Perrillo faldero,
y un gato zalamero,
a los que acariciaba todo el día.

Por razones que ignoro hasta la fecha,
cambia de domicilio
y busca en el exilio
una senda de luz menos estrecha.

Al compañero Gato dijo el Perro
antes de la partida:
-Nuestra suerte está unida
a la que tenga el ama en el destierro.

El Gato le contesta: -Yo no puedo
seguirla, caro amigo,
porque en verdad te digo
que soy fiel a la Casa. Aquí me quedo.

El mismo cuento exactamente pasa
en cuestiones morales
donde hay Perros leales
y Gatos que se quedan en su casa.

¿Cambia Doña Política de puesto?
El Perro no la deja
y con ella se aleja;
pero el Gato es leal al Presupuesto.

León Sigüenza

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