Epodo 8

Pero me "subyuga" tu pecho y tus senos fláccidos como ubres de yegua, tu vientre fofo y tus delgados muslos trabados a las hinchadas pantorrillas.
¡Sé afortunada y vayan imágenes triunfales delante de tu cortejo fúnebre; y no haya matrona que pasee cargada con perlas más redondas que las tuyas!
¿Qué me importa si los libelos estoicos suelen estar esparcidos entre tus almohadillas de seda? ¿Se endurecen acaso menos por eso mis nervios analfabetos o deja de languidecer por eso mi miembro? A éste, para sacarlo de la ingle orgullosa, tienes que trabajarlo con la boca.
"Epodos". Quinto Horacio Flaco
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