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Noviembre

Noviembre Ella.

Una mañana más se levanta Noviembre, porque ella es Noviembre, sin nada que le empuje a hacerlo, cansada y apelmazada tras un sueño largo y repetitivo... Lleva un tiempo soñando con lo mismo, siempre lo mismo, que todo lo que pasa por su cabeza se soluciona o se complica... Pero resopla y sigue, es hora de lavarse la cara y vestirse, tiene que seguir.

Se viste sencilla y decidida, unos vaqueros, una camiseta, ese jersey con un 23 y una capucha que a pesar de resultar inútil tanto le gusta, su despertar es una canción de los Strokes cuando piensa que hoy todo va a ser diferente, pero acaba por apagarse poco a poco camino del autobús, porque mirando al suelo sólo ve sus zapatillas blancas, una delante de la otra y al revés, turnándose, siempre el mismo camino y el mismo ritmo... Quien la ve por la calle caminando pensativa, mirando al suelo, a ratos mirando hacia delante pero sin ver realmente, con esa eterna postura suya que sitúa sus manos en los bolsillos y sus piernas dando grandes y pausadas zancadas.

Su pelo, liso y castaño, y ella misma se calman dentro del autobús, con suerte se sienta, y con más suerte todavía lo hace junto a una ventana... Y se pierde mirando, ¿qué pensará mientras mira por la ventana? ahí está, la miro, está plácida, pálida, como si fuese inmune a todo en su pequeño asiento junto a la ventana, a veces mueve la mano como si tuviese una guitarra y tocase, otras se limita a ver como pasa la calle, le permite no pensar en cómo pasan las cosas en su "cada día", y a veces hasta sonríe... Ella es Noviembre y yo quiero ser Otoño... Ojalá supiese en qué está pensando.

Relega sus ojos al suelo cuando vuelve al sol, no puede, quiere pero el sol y alguna otra razón que no conozco no dejan que mire al frente y menos arriba, a lo mejor por eso resulta triste a veces su caminar, ¿Quién sabe?... Pero a mi no me importa, la miro y me parece armonía su mirada baja, sus manos en los bolsillos y sus pasos largos, tiene algo de magia que no tienen otras personas.

Y armonía sus manos, cuando habla, porque las mueve de forma que te es imposible no prestar atención, te mira a los ojos con los suyos bien abiertos y bien azules, un azul que sabe a algodón dulce, un azul que de tan azul te obliga a apartar la mirada y bajarla a sus manos, y observar como las mueve y las balancea con ritmo, con gracia, con rapidez, a veces incluso parecen nerviosas, finas, ágiles, y yo que nunca había mirado unas manos con admiración.

Avanza el día y ahora es una canción melancólica de algún grupo extraño de los que ella suele escuchar, y sonríe y se ríe si le hablas, y te habla pausadamente y sonriendo, y cuando se queda callada sólo mira a algún punto pensando, tengo ganas de saber qué le sucede desde hace un tiempo, quizá algún día le pregunte por qué se toca los labios o rasca incesante las yemas de su mano izquierda, o no... Mejor seguiré sin hablarle...

¿Por qué sonreirá sin más cuando en realidad siente que tiene un mundo sobre su espalda? ¡¡ Sonríe de nuevo !! Tengo que dejar de mirar y quedarme apartado a unos metros, tengo ganas de acercarme y decirle que llore o que grite o que se enfade, seguro que eso le gustaría, pero mejor no... Mejor seguiré en mi asiento dos mesas por delante de la suya.

Y mientras pienso esto ya se ha hecho de noche y ya se marcha, preciosa, ahora sí mirando al frente sin que nada se lo impida, plácida y pálida de nuevo, y aunque no me he fijado apuesto a que camina con las manos en los bolsillos guardando su poquito de magia... Y va a hacer un año que me fijo en ella, desde el Noviembre pasado, quizá hoy sea el día de acercarme... No, mejor no, mejor me quedo aquí.

Jota

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