Vida de Pedro Saputo

La gracia atrevida, traviesa y burlesca tiene amplia cabida en su narrativa. Es muy popular la retahíla de improperios que dedica a una anciana indiscreta que interrumpe la actuación de la tuna estudiantil a la que acaba de unirse nuestro personaje Pedro Saputo: "¡Vaya con Dios la elle, piltrafa, pringada, zurrapa vomitada, albarda arrastrada, tía cortona, tía cachinga, tía juruga, tía chamusca, pingajo, estropajo, zarandajo, trapajo, renacuajo, zancajo, espantajo, escobajo, escarabajo, gargajo, mocajo, piel de zorra, fuina, cagarruche, ...., sapo revolcado, jimia escaldada, cantonera, mocholera, cerrera, capagallos,...Y cesó tan alto perenne temporal de vituperios, porque la infeliz despareció de la vista" (lib.2,cap.X).
Nuestro personaje ama profundamente a su tierra, la quiere conocer directamente, visita lugares que la historia ha dejado recuerdos gloriosos (San Juan de la Peña, San Victorián, Sigena, Montearagón, El Pilar,...). El amor que Pedro profesa a su tierra queda patente en numerosas ocasiones en el fuerte sentimiento con el que describe sus paisajes: "¡Oh, montes de mi lugar! ¡Oh, peñas y fuentes, valles y ríos, ambiente, cielos, nubes y celajes conocidos...! ... ;pero halló el mismo amado cielo, el mismo amado suelo, la misma amada campiña, los mismos caminos, avenidas y ejidos que de niño recorrí; y era en fin, su lugar, era su pueblo, era su patria; y allí estaba su cuna y su casa donde se crió dulcemente" (lib2capXV).
La inteligencia del héroe es algo que si empieza en lo fabuloso, se atempera pronto a modos razonables, y si hubo un conato de mitificación inicial, sin entrar en el dominio de lo fantástico, Saputo puede convivir pese a la superioridad de sus grandes dotes, con los demás convecinos, de los que gana la admiración y comparte la vida. De lo que tampoco anda carente nuestro personaje es de sensibilidad, de amor a su tierra, a su paisaje, a su madre, a sus gentes, a sus recuerdos de niño. El final de la obra con la misteriosa desaparición del héroe deja la historia en los límites de lo mítico, la grandeza de Saputo no le permitía tener un final corriente al uso de los mortales.
Chusé
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