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Recomendaciones para escoger un libro antes de quemarlo

Recomendaciones para escoger un libro antes de quemarlo 1.- Contar el número de palabras del título. A mayor cantidad, peor calidad.

2.- No leer nada sin antes ver la foto del autor. Seleccionar libros según el espesor de cejas del que lo ha escrito. La nariz también es buena guía. Aguileña, por ejemplo, puede equivaler a un libro inteligente pero demasiado erudito. Deseche a los autores que exhiben una dentadura demasiado cuidada. Esta recomendación es especialmente saludable para los que gustan de autores anteriores a la invención de la fotografía. Explica también por qué se lee menos a ese género de escritores.

3.- La presentación del texto es fundamental. Guíese especialmente por los volúmenes forrados en piel y con las rúbricas en letra pequeña. La ausencia de prólogos, garabateos biográficos y lisonjeos de portada anuncian por lo general una buena obra.

4.- Cuídese de autores con apellidos compuestos, pegados por un guión. Sirven sólo para subrayar que quien los lee es un plebeyo con sueños de grandeza.

5.- Descarte de entrada los libros en cuya tipografía abundan las negritas y los subrayados. La letra flaca y pequeña equivale siempre a un gran acierto.

6.- Por ningún motivo acepte páginas a dos columnas. La lectura de estas obras tiende a confundirse habitualmente con la Biblia.

7.- No olvide quemar todo una vez que haya leído. Esta es la única manera de asegurar que cada nueva lectura parezca la primera e invitar a que el lenguaje sea un hallazgo reciente. Este deseo puede leerse con mejor claridad en las palabras de Elías Canetti, publicadas en forma póstuma y rescatadas de sus últimas anotaciones:
..... "Aprender otra vez a hablar -dice-. A los cincuenta y siete años aprender no un idioma nuevo, sino aprender de nuevo a hablar. Tirar por la borda los prejuicios, aunque al final no nos quede nada. Leer otra vez los grandes libros, no importa si los leímos o nunca los leímos. Escuchar a la gente sin dar consejos, sobre todo a la que nada tiene que enseñarnos. No reconocer jamás a la angustia como un medio para la realización. Combatir a la muerte sin proclamar el combate. En una palabra: valor y honradez".

Pedro Galindo, del artículo "Un elogio a la ignorancia"

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